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viernes, mayo 21, 2010

Tajos

Un tajo para recordarme que no soy inmortal. Una herida real y permanente que me sonreirá todas las mañanas en el espejo. Una parte mía que ya murió, que ya dejo de ser. Un dolor que no es tal y no se condice conmigo. ¿Que pasó?, ¿Quien quedó?, ¿soy el mismo?, ¿soy menos?, ¿soy mas?. Hace no tanto golpearon mi alma y me obligaron a ver lo frágil de la existencia. Mi nena no nacía... mi otra nena se moría... Pero, a pesar de que mi intelecto preferiría no creerlo, hay una presencia, a la que llamaré Dios, que las dejó conmigo. ¿Por que los golpes?, ¿por que no asestarme una trompada definitiva?. Y ahora, menos de un año después, adenoma. Nada, una boludez, lo sacamos y a otra cosa... ¿que otra cosa?. ¿Y en el antes y el durante?, afectos que se van y me abandonan... De golpe la vida se me volvió mas corta, el tiempo se aceleró como si hasta mis... veintitantos años hubiera vivido lentamente, cuesta arriba y de golpe cambió el ángulo, bum, y empecé a correr cuesta abajo.
Comentaba una vez con alguien, que tengo la impresión de ir arrastrando una mochila, que se va llenando con piedras, que cada vez pesa mas, que empiezo a entender que, en algún momento futuro, me empezaré a cansar de arrastrar mi carga. Y creo, que alcanzar algún grado de sabiduría tendrá que ver con el hecho de adivinar entre las sombras a Caronte aguardándome para cruzar el estigia; y comprobando que tengo una moneda en el bolsillo, esta visión me provoque una sonrisa de alivio.

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