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martes, mayo 22, 2007

Mayo y el pescado sin vender...

Llegó mayo y aún no publiqué nada... Supongo que lo próximo que voy a poner son las fotos que, por fortuna, le hice a mi abuelo un mes antes de fallecer. Cosas de la vida. Creo que a medida que pasa el tiempo y me voy llenando de cosas buenas y malas me voy dando cuenta de que al final está bien que exista un final, valga la redundancia. Responsabilidades, errores, aciertos, hijos, canas, menos amigos, menos aire, menos afectos viejos y nuevos afectos que me reclaman. Quilombos: muchos. Dicen que el viejo se había puesto contento con el tema del modelaje fotográfico, pero como tantas otras cosas en mi vida, le resté importancia y no lo puse en su justa dimensión... Ahora que ya no está no se porque me agarra nostalgia por alguien a quien tan poco dí en vida. Tengo la sensación de haber entrado en una suerte de montaña rusa en la que el tiempo transcurre a una velocidad vertiginosa; quizás, porque ya sea tiempo prestado. Los veo a mis enanos crecer y me doy cuenta de que solo soy un espectador de sus vidas. Que la mía, si aún cuenta para algo, es para asegurar la de ellos. Al final, está bien que exista un final. Y no se equivoquen, lejos de estar deprimido, escribo esto con una sonrisa en los labios; al final empiezo a entender de que se trata.

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